Endodoncia en A Coruña
La caries es una de las patologías dentales más frecuentes, se considera una enfermedad infecciosa ya que en su desarrollo se involucran diversos tipos de bacterias y es todavía a día de hoy la enfermedad de mayor prevalencia en el mundo (la más frecuente). Cuando un diente se encuentra afectado por la caries, las bacterias desmineralizan (destruyen) los tejidos duros del diente.
Según el avance de la caries, la lesión del diente puede ser más o menos superficial, es decir, la caries puede afectar sólo a la capa más externa del diente (esmalte), pero puede continuar avanzando hasta llegar a afectar tejidos más internos como la dentina y finalmente la pulpa dental (el nervio del diente).
La causa de la caries podría considerarse cómo el resultado de tres factores: los azúcares (la cantidad de azúcar que ingerimos en nuestra dieta), las bacterias y la susceptibilidad del huésped (la predisposición que tiene una persona para desarrollar la caries).
Según el grado de evolución de la caries (tamaño y profundidad), pueden aparecer síntomas que pueden ser desde dolor o molestias muy débiles, hasta dolor muy agudo o incapacitante, acompañado de abscesos (flemones) e incluso fiebre. Generalmente, cuánto mas cerca está la caries de la pulpa dental (del nervio del diente), más dolorosa y sintomática suele ser.
Existen otras causas por las que el nervio del diente se puede ver afectado, como es el caso de los traumatismos (golpes en los dientes, provocados por accidentes deportivos, infantiles, de tráfico, etc), que también pueden producir dolor y situaciones de urgencia, que requieren tratamiento inmediato.
Por último, pero no por ello menos importantes, debemos hablar de los procesos destructivos no bacterianos (desgastes de los dientes). Los desgastes de los dientes pueden ser fisiológicos (debidos a la edad) o patológicos, producidos por hábitos o “manías” como un cepillado muy agresivo, el abuso de pastas de dientes muy erosivas, onicofagia (morderse las uñas) o el bruxismo (rechinar los dientes y apretar los dientes). En muchos casos, la pérdida de tejidos del diente es tan acentuada que se puede afectar la pulpa dental (el nervio) provocando diversos síntomas clínicos como sensibilidad dental (dolor producido al tomar cosas frías, alimentos azucarados, ácidos, etc) , dolor o abscesos (flemones).